CONOCE VALLEJO DE ORBÓ


HISTORIA DE VALLEJO DE ORBÓ


La historia de Vallejo de Orbó partió de las explotaciones mineras, cuando la empresa Carboneras Españolas, a la cabeza de la cual estaba el Marques de Comillas, creó en 1.909, por iniciativa de este noble español, en el Valle y a la misma boca de la mina la Colonia Obrera de Vallejo de Orbó, convirtiendo lo que fue a finales de siglo, monte y pradera, en una urbanización que albergaba a dos mil habitantes, con toda clase de servicios, entre los que contaba: escuela, sanatorio, farmacia, teatro, cine, fonda, etc. Durante este periodo fue un gran emporio, el cual, en la actualidad ha venido a menos. Comenzó su apogeo en 1848 con la mina más antigua denominada "Mina Dolores", terminó hace un lustro. 

Su tipo de hábitat es de origen reciente, se trata de una perfecta urbanización y de la cual se decía: "No hace falta hacer parques, ya que todo es un perfecto parque natural". En la actualidad se pueden apreciar las villas y chalets de los acaudalados accionistas y colaboradores, en los cuales el abandono y el paso del tiempo están dejando en ellos honda huella.

FAUNA Y FLORA

Vallejo de Orbó está dentro de los terrenos denominados como bosque caducifolio. A este tipo de estructura bióptica, se han tenido que adaptar desde el más diminuto de sus habitantes a la más pequeña hierba de su suelo húmico.

La vegetación y fauna que le forman se han tenido que adaptar a los cambios meteorológicos más bruscos. Desde los asfixiantes calores húmedos del verano a los rigores de sus crudos inviernos, pero con todo, proporciona refugio y alimento a una gran variedad de criaturas salvajes.

El bosque ha sido siempre motivo de leyenda, mitos, y hasta de conquistas. En el bosque caducifolio la vida vegetal se aprecia a nivel de un milímetro, como representante de esto están los musgos, les sigue el helecho, después y siempre hacia arriba la zarza, más alto el avellano, acebo y en el techo de ese manto sinople, que cubre nuestras montañas, el roble, gran patriarca y protector del bosque caducifolio.
De estos datos comprendemos que esta región de robledal y hayedo, se intercalan zonas de pastizales, además de zonas de matorral, en la que destacan el brezal y el tomillar.



Dentro de la fauna de esta zona, y como parte integrante de susodicho hábitat, podemos clasificar su fauna en tres apartados: uno inferior y amplio, el de los Fitófagos que comprende: corzo, jabalí, liebre, topillo rojo, lirón, urogallo, zorzal, mirlo perdiz pardilla, cuervo y grajilla.

Sigue a este grupo el de los predadores, comensales de los anteriores, formado por: oso pardo, zorro, tejón, turón, comadreja, garduña, azor, gavilán, ratonero, cárabo y lechuza.

Por último, casi en el mismo nivel, pero un escalón más arriba de la pirámide, los súper-predadores. Estos son: lobo, águila real y búho real.


INDUMENTARIA

Se caracteriza por la austeridad y parquedad en el adorno presentando idénticas características en todo el norte de la provincia.
El vestido de la mujer se componía de falda confeccionada en lana de merinillo. Son muy amplias, fruncidas a la cintura, adornadas en la parte inferior con una o dos franjas de terciopelo negro.
Los colores más usados eran los oscuros: rojo, verde y sobre todo, negro, por considerarse el más elegante. Estas faldas reciben el nombre de sayas. Sobre éstas colocaban un delantal de panilla, muy fina, o de terciopelo negro, adornado con lentejuelas y abalorios; el remate se hacía con puntilla también negra.



LA MINA

Recordaremos que en los tiempos en los que estudiaban nuestros abuelos había algunas expresiones típicas como: "esto es una mina" y su significado nos planteaba esta respuesta: "aquello que produce mucho beneficio con poco esfuerzo". Pero ahora nos hemos dado cuenta de que "esa mina" de la que hablaban en los diccionarios no es la que nosotros hemos compartido en "la explotación" con el minero, ni la que nos han contado los pechos silicosos de los picadores, jubilados forzosos. ¡NO!, ¡Ni mucho menos! Algunos de éstos, ya mayores, nos hablan de cuando aquí comenzó la "fiebre negra", cuando los hombres de esta tierra y de otras se enterraron en la misma como hormigas previsoras, cuando a golpe de hacha se abrió luz en el bosque y a "bergazo" de pico se horadó el pozo y más tarde salieron los primeros quintales del "diamante bastardo".



Cuentan las tradiciones que la riqueza minera de la Braña comenzó en el año 1843: un sacerdote al dirigirse por un camino tortuoso a la feria de San Andrés, en Aguilar de Campóo, tropezó con una piedra negra y brillante que estaba en el sendero, la miró y al mirarla recordó haber leído que existían piedras como aquella o muy parecidas, que ardían como la madera.

El minero en su trabajo, es taciturno, poco hablador. Toda su expresión corporal y anímica se ralentiza dentro de la mina: "abajo no se pueden hacer las cosas a lo loco", todo está estudiado por la ciencia de la experiencia. El joven minero aprende del mayor estudiando sus movimientos. El minero no se tiene que agotar, tiene que distribuir sus energías para toda la jornada de trabajo; con el agotamiento viene la obcecación y con ella ocasionar un riesgo; toda postura está estudiada para ahorrar energías.

Las minas son "ciudades de noche eterna", donde conviven varios centenares de hombres con una organización y ordenanzas propias impuestas por la gran madre naturaleza a cambio de dejarles ahondar su epidermis, aunque algunas veces haya que pagar alto precio.

 Cerca de Vallejo podemos encontrar  un pueblo muy famoso: BARRUELO DE SANTULLÁN. Villa minera por excelencia, mantiene intacta la tipología característica en su trazado y construcciones. Es el núcleo de servicios que articula todo el amplio valle de Santullán.




Visitas de interés:

  • Museo de la Minería
  • Iglesia de Santo Tomás (románica, reconstruida tras su voladura en la revolución minera de 1.934)
  • En su entorno: ruta del Románico por los Valles de Santullán y Mudá (iglesias románicas de Revilla de Santullán y Villanueva de la Torre, fundamentalmente), conjunto urbano de Brañosera y alto del Golobar.
  • Barruelo es un magnífico punto de partida para numerosas excursiones por las sierras que lo circundan: Híjar, la Braña y Corisa, además de su privilegiado acceso al Parque Natural por el Macizo de Valdecebollas, cumbre que domina el Valle.

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