Campamento San Pablo

Regresamos al presente. Después de este viaje loco de trece días nos llevamos lo mejor de  todas las épocas, desterramos lo peor, y estamos dispuestos a construir un mundo mejor. Lo vamos a comenzar a hacer en compañía de quienes más queremos. De nuestras familias. Con ellas compartimos este día. Después de levantarnos un poco más tarde para descansar de la fiesta de ayer terminamos los preparativos para marchar, recogemos y limpiamos bien la casa y la campa, preparamos la Misa, y, ya todos juntos la compartimos. Es una celebración de agradecimiento y esperanza.  Después los papás ayudan a terminar de recoger las tiendas, y se distribuyen por el claustro para comer. Momento de compartir y de fiesta. Y más cuando llegan los monitores invitando a una copichuela y cantando coplas. Todos juntos celebramos una velada que causa furor, y en la que padres, monitores y acampados demuestran sus habilidades musicales. Y, antes de terminar el campa y cargar todo en el camión, como no podía ser de

Sábado. Penúltimo día. El final está cercano... Nos llora un poquito el alma. Y hasta el tiempo atmosférico nos quiere acompañar con una fina pero pertinaz lluvia... que por muy melancólica que sea nos moja las tiendas, y nos hace cambiar los planes que teníamos pensado realizar en la campa. Pero no importa. La Canal es grande y en su claustro entramos sin problemas. Esta mañana nos acompañaba un druida venido del futuro con su robot particular. Se han perdido de época y solicitan nuestra ayuda.  Durante el día ponemos nuestro empeño en ayudar a nuestros visitantes a regresar al futuro por medio de la maqueta de una máquina del tiempo que elaboramos gracias a diversas pruebas. Y como ya mañana nos tenemos que marchar empezamos a preparar las mochilas. Qué pereza.   Tenemos tiempo para escribir nuestra carta final del campamento, para hacer revisión. Al final todos hemos hecho méritos para recibir la llave del mañana. Qué bien. Por eso nos alegramos, e incluso nos emoci