Domingo 21 de julio: el otro es un regalo.



Con la música de “estaba mama pato” nos despertamos en el polideportivo de Barruelo de Santullán, en el que habíamos hecho noche. La canción era la premonición sobre el cuento del día: el patito feo; descubriendo que el otro, más que un ser diferente, es un regalo.
Tras las primeras acciones necesarias del día, hicimos una gymkhana con los juegos favoritos del patito feo: pescar, llevar los huevos a su nido, un final alternativo, disfrazarse de patito, el patito ciego…
A continuación participamos en la Eucaristía con la comunidad parroquial de Barruelo.
Acto seguido, atravesamos todo el pueblo para ir al lugar favorito de los patitos (¡y los acampados!): la piscina. Tras un primer chapuzón y la comida nos dispusimos a jugar un buscaminas (parecido al hundir a flota, ambientado en la riqueza del municipio que nos acogía: las minas). Tras otro chapuzón y la merienda nos pusimos en marcha hacia nuestro hogar, Vallejo de Orbó.
Descubrimos con el corto “Cuerdas” que el otro es un regalo y la creatividad del amor para integrar a todos, especialmente al que más lo necesite.
Acabamos la jornada jugando dos extraordinarias partidas al estratego, donde desactivar las bombas y encontrar la bandera, fue lo que más preocupó a monitores y acampados. 


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